Con la formación de su Junta Suprema, en mayo de 1808, Sevilla protagonizó un papel extraordinario en la guerra contra Napoleón. El triunfo de su ejército en Bailén, y la rendición de la escuadra francesa en Cádiz, le dieron un prestigio insospechado. Los contemporáneos compararon el éxito de Bailén -el Valmy español- al «sacudimiento súbito de un terremoto... que casi en el mismo día conmovió todos los puntos de esta vasta Monarquía y se comunicó de uno a otro pueblo con la misma velocidad que los estremecimientos de la tierra» (Martínez de la Rosa).
Con estos antecedentes, este libro propone la tesis de que el nacimiento de la nueva nación española -que fue la obsesión principal de la generación de 1808- tuvo lugar en Sevilla cuando, con la instalación posterior en ella de la Junta Central, la ciudad se convirtió en capital de la nación en guerra.
El hecho es de una gran trascendencia, porque en tan corto período histórico, hasta ahora tan poco conocido, Sevilla fue el centro desde donde al mismo tiempo que se dirigió la guerra contra Napoleón, se llevó a cabo el proceso de reforma política que dio lugar a la transición del Absolutismo al Liberalismo.
Especial empeño se ha dedicado en esta investigación a la recreación del ambiente político y social, en el cual, en medio de un debate intelectual vivísimo, se echaron las bases políticas del nuevo Estado liberal que, después, hizo posible el desmantelamiento
del Antiguo Régimen.