Una profecía milenaria decretó que un día nacería el Lomoa, un ser de agua y fuego que salvaría el mundo cuando consiguiera amar a alguien más que a sí mismo.
Chen ha vivido más de mil años, pero aparenta poco más de veinte; es un hijo del fuego, un Tama Puia que se ha visto obligado a cambiar de domicilio cada cierto tiempo para burlar las sospechas de los vecinos. Aburrido del tedio de su vida inmortal, arrastra un profundo dolor y lleva una vida tranquila con Luis en Madrid. Ambos son seres de fuego rodeados de seres de agua, cuya naturaleza, frágil y mortal, es incompatible con la de ellos.
Un día Chen recibe una visita inesperada y una petición: que se haga cargo de Fayna, una hija del fuego como él. ¿Y por qué ha de hacerlo, si protegerla no va a causarle otra cosa que amenazas y peligros? Porque Fayna, en la búsqueda de su verdadera identidad, va a cambiarlo todo…
En esta historia nadie es quien aparenta o dice ser. Todos forman parte de un orden mayor que no pueden controlar, atrapados en un laberinto lleno de espejismos. Solo un amor tan puro e irrevocable como el que anuncia la profecía podrá salvar al mundo de su propia extinción.