Acaso, como especias aromáticas, los iconos condimentan en este museo platos de arte, artesanía, historia, costumbrismo, oración, turismo y teología. El brillo de la cultura y tradiciones sonroja mejillas de rostros severos cuya mirada, sin embargo, denota como caldo de cultivo para su esplendor -como razón de ser de su credibilidad- constelaciones de lágrimas débiles y pobres. Clamando al cielo, el llanto de los hambrientos, es aquí menú del día.