«Predecir el futuro es fácil. Lo realmente difícil es predecir el pasado». Este proverbio popular ruso se hace eco de una intuición que constituye una de las principales premisas de este trabajo: el pasado no es estable al paso del tiempo. Al contrario, es mutable y fluido. Ya que su consistencia depende de los sujetos que recuperan ese pasado a través de una pluralidad de funciones que van desde su representación y rememoración a la voluntad de redimirlo o hacerle justicia. El genocidio armenio, las dos guerras mundiales, el Holocausto, la guerra civil española, etc., entre muchos otros, revelan las trazas de un pretérito cuya evolución ejemplifica la máxima defendida por el proverbio ruso. Pese a ser todos ellos acontecimientos que dejaron enormes legados de violencia, su presencia tanto en los libros de historia como en la memoria de sus coetáneos y descendientes ni es similar, ni ha sido homogénea a lo largo de las décadas. Esta obra se propone ofrecer una matriz teórica que aporte claridad conceptual a estas tensiones y problemas a partir de un estudio en torno a las relaciones entre historia y memoria
