Los bobbies no se paraban con nadie ni se fotografiaban con nadie, y estos policías, además de esmerarse en atrapar a los rateros que campan en Londres y de cumplir con el resto de sus deberes, habían sido los agentes de la ley más simpáticos del mundo. ¿Por qué los bobbies se mostraban tan huraños, tan distantes, y ya no se fotografiaban con nadie? Esto era un secreto que yo me propuse desvelar. Hoy, finalizada mi investigación, me tengo que remontar a un bobby muy especial y misterioso. Se llamaba Timothy Kaplan. Esta es su historia.