En 2008, con Memorias de un espantapájaros, M Clan recupera el factor sorpresa con un disco profundo, reformulando sonido e intenciones gracias a un repertorio sublime, ideado a partir de poemas escritos por Carlos Tarque y cuyo destino primero no era convertirse en canciones. Sin embargo, configuran el álbum más personal de la banda: melancólico e introspectivo, doloroso por momentos, al igual que furioso en otros, luminoso también, envuelto en un halo conceptual gracias a una espléndida portada y a un hilo conductor más intuido que real. Con ayuda de Carlos Raya en la producción, el grupo de Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez abría un nuevo periodo -explorando su lado soul- firmando su obra maestra y dejando uno de los grandes álbumes de la historia del rock español. Un disco para el que no pasa el tiempo y que situó a M Clan como la gran banda de rock clásico, ya casi por encima del mal y del bien. Para ello fueron esenciales estas Memorias de un espantapájaros.