Tras el extraordinario éxito obtenido con el El libro de mi destino, donde dio voz a las mujeres iraníes oprimidas por el fanatismo religioso, Parinoush Saniee aborda en su segunda novela las aciagas secuelas de la insensibilidad y la ignorancia. Basándose en el caso real de un niño que no habló hasta cumplir los siete años, Saniee toma el pulso a la sociedad de su país con una historia en la que el silencio cobra la fuerza de un grito de protesta.
A Shahab le encanta mirar cómo brilla la luna en el cielo nocturno, silenciosa, como él, que nunca ha pronunciado una palabra.
No se trata de una enfermedad, no es mudo, sencillamente ha decidido que el momento de hablar aún no ha llegado. Cómo es natural, todo el mundo lo considera un niño problemático, incluso menos espabilado que los demás chicos de su edad, y cuando la burla y la animadversión hacen acto de presencia, su padre, Naser, no encuentra ni el tiempo ni las ganas de defender a su hijo ni de entender su mutismo. Así pues, Shahab se encierra en un universo propio del que intentará rescatarlo su madre, Mariam, la única que cree en él, una mujer culta y educada que conoce de primera mano los daños que la incomprensión y la indiferencia pueden infligir a una persona. Día tras día, Shahab irá descubriendo que a veces el camino que lleva al corazón de la gente es largo y tortuoso, pero que, a la postre, la verdad siempre encuentra una forma de quitarse la mordaza y hacer oír su voz.