Este libro tiene como objetivo completar el editado en 2015 sobre la llegada del ferrocarril a Huesca en 1864. En este caso se trata del inicio en la actividad de la vía Huesca - Jaca en 1893. Desde la capital oscense se contemplaba como una nueva etapa en la reivindicación aragonesa del ferrocarril internacional de Canfranc. Sin embargo, cuando se tendían las vías ya había un acuerdo con Francia para que el tráfico internacional fuera por la variante Zuera - Turuñana.
La nueva línea fue muy importante para el territorio que atravesó. Sin ella, Sabiñánigo, Ayerbe y Caldearenas, cada uno con un nivel diferente, no serían lo que son en la actualidad. También en Huesca surgió actividad económica en torno al ferrocarril, aunque las últimas generaciones no hayan llegado a verla.
A modo de gran reportaje, con un centenar de fotografías procedentes de colecciones públicas y privadas -algunas hasta ahora desconocidas-, el libro repasa la situación del transporte en la zona antes del tren, las peripecias vividas en torno al proyecto y su puesta en funcionamiento. Junto a raíles y traviesas, la línea presenta un gran patrimonio arquitectónico y un considerable, aunque disminuido, inventario de elementos necesarios para regular el tráfico ferroviario. También, como otras industrias, historias de personas anónimas que han dado todo lo que han podido para prestar el mejor servicio, aunque las compañías no tuvieran esa línea entre sus preferidas.