Así se perfila una imagen de España donde, según las características históricas, políticas y culturales de las regiones, pero también según la capacidad que tienen los actores de construir o no una acción propiamente social, la violencia encuentra eventualmente un lugar, siempre inestable. Está claro que la investigación de Ferret aporta una luz decisiva sobre la España contemporánea y propone a la vez una potente teorización de la violencia en sus relaciones con los conflictos y los movimientos sociales contemporáneos y todo eso a pesar de que los participantes en la acción colectiva han de ser pensados en su subjetividad personal.